LA RUTA NORTE DE BALI EN MOTO, INDONESIA

Creo que recorrer Bali en moto a tu aire, sin prisas, ni tours marcados, ni guias palizas y mezclándote con sus habitantes es de lo mejor que hemos hecho.
Esa mañana a las 9 h (antes duermen) recogemos la motillo, una nuevecita honda 125 cc parecida a una Scoopy o SH europea, totalmente automática y que sabria llevar hasta un niño pequeño. Nos tocó de color rosa (sin comentarios) pero con ella se va de lujo a todas partes y por 3 €/dia.

La ruta pretendida hoy es de templos, volcanes, lagos y pueblecitos perdidos de montaña. Partimos de Ubud con un mapa bastante simple que encontramos en el restaurante la noche anterior y un papel con los sitios que nos recomendó Begoña apuntados (recomendamos llevarlos escritos, porque entre nuestra mala pronunciación y el poco inglés que hablan los autóctonos de la zona, a veces es más fácil enseñarles el papel con el nombre escrito del lugar donde quieres ir y ellos te indican). ¡Preguntando se llega a Roma! Y en Indonesia pues lo mismo…

Primera parada las preciosas terrazas de arrozales de Ceking a la
salida de Ubud dirección al pueblo de Sebatu antes de llegar al templo de Gunung Kawi (el templo del agua) muy auténtico de visitar en domingo ya que ese dia estaba lleno de balineses. En cada templo que entres deberás cubrirte las piernas tanto si eres mujer como hombre, con el Sarong, una especie de pareo que te atas a la cintura y que aprovechando la coyuntura van a intentar venderte en cualquier esquina como no, pero ten en cuenta que todos los templos tienen Sarongs propios para prestar a cambio de una minima donación voluntaria. A nosotros como buenos turistas recién llegados ya nos pillaron a la primera, admirando las terrazas de arrozales se nos acerca una simpática mujer, “¿os hago una foto?” (sospecha de todo nada es gratis) y si, tres fotos estupendas más tarde estábamos comprándole un Sarong, empezó por 400.000 rupias una barbaridad y cuando vió que nos marchábamos lo acabamos comprando a 100.000 y aún es caro.

Cerca del templo de Gunung Kawi vimos un párking repleto de coches, importante nunca aparques donde todo el mundo te van a hacer pagar, aparcamos enfrente a la sombra y gratis. Resultó que habiamos encontrado por casualidad el camino de las 300 escaleras, alli sólo habia indonesios mojados y cargados de garrafas de agua que subian de unas escaleras en medio de la selva, pues vamos a ver que hay, no? Matamosquitos en mano nos pateamos 300 escalones irregulares de bajada por la selva hacia el rio (recordando en cada momento que luego tocaría subirlos de nuevo, uff) al final del camino una mini cascada donde los indonesios se sumergían mientras rezaban y llenaban sus garrafas de agua sagrada, parecía un bautizo colectivo y nosotros dos los únicos occidentales por alli en medio, nos miraban sorprendidos, pero siempre sonrientes. Hicimos un par de fotos de cómo rezaban en grupo frente a un altar lleno de ofrendas e incienso y de a subir de nuevo escalones. Al llegar arriba entendimos el porque de todas esas paraditas de fruta y agua fresca, estábamos con la lengua fuera y compramos una bebida isotónica indonesia que nos supo a gloria.

De alli a unos 15 o 20 kilómetros por carreteras perfectamente asfaltadas entre palmeras encontramos Tirta Empul un mega templo a los pies de un super resort de lujo, que estaba a tope de gente, mezcla de indonesios y turistas, también algunos españoles por supuesto, y que verdaderamente es digno de visitar. Al salir te obligan a pasar (sólo si eres guiri) por unas callejuelas que son un mercadillo gigante donde te ofrecen cualquier cosa por “only 1 dólar”.
Nosotros continuamos ruta con la motillo dirección a las montañas, hacia el pueblo de Kintamani, al que al llegar nos encontramos la bienvenida de unos tipos vestidos como policias pero algo sospechosos que dan el alto a todos los occidentales para exigirles dinero para pasar poder entrar a Kintamani. ¿Pagar por entrar a un pueblo? Habiamos leido en la lonely que no te fiaras de gente asi, que te cobraban por entrar a un pueblo o cosas parecidas, asi que le decimos que no y nos damos media vuelta, en la siguiente curva paramos una furgo de indonesios jovencitos que circulaban hacia Kintamani y les preguntamos si es verdad que hay que pagar para pasar por alli y nos dicen que NO. Amablemente se ofrecen a ayudarnos a saltarnos el control policial ficticio y dicho y echo, como a los indonesios no les dan el alto, nos pegamos tras ellos con la moto y con un acelerón ya estamos dentro sin pagar porque si; mientras nuestros complices gritan desde la furgo “Go, go, go” les damos las gracias saludando y continuamos hasta Kintamani (que kinkis que somos los españoles).

El pueblo es como una calle que tiene unas vistas preciosas al volcan y al lago Batur que está pegado y nada más ver las vistas bajamos de la moto a hacer fotos y una retahila de niños vendiéndonos de todo nos marchamos y decidimos parar en un lugar que no haya nadie… Allí y al cabo de 5 minutos aparece uno en moto vendiendo arte, otra niña que creo que salió de debajo de las piedras vendiéndonos bolis y sarongs al final decidimos que paramos a hacer fotos sin bajarnos de la moto y cuando viene alguien acelerar…. Si te preguntan… Where are you from? o algo similar (sospecha, quieren acabar vendiéndote algo)

Después de la parte turictica de Kintamani lleno de restaurantes para guiris donde llegan ordas de turistas para comer con las vistas al volcán, llegamos al antiguo pueblo de kintamani (lo reconocerás por su mercadillo de artesanos) y alli comimos en un puestecillo de la calle, donde comen los balineses, cosa que les hizo mucha gracia (para ellos no es normal que un occidental coma con ellos fuera de los restaurantes), incluso las pobres mujeres que no entendian ni papa de inglés fueron a buscar a Gedde´s un simpático abuelete guia de montaña que vivia delante y que hablaba inglés, al que acabaron por invitar a comer con nosotros por hacerles de traductor; la verdad es que si no tienes manias, la comida el Babi Guling, estaba buena y el chiringuito francamente daba entre pena y asco, pero asi es como comen ellos y si te atreves a provarlo está bueno, no te va a matar y es una bonita manera de conocer el “real bali”.

Después visitamos el último templo del dia el de Kintamani, donde tuvimos que luchar duro con las mujeres de la entrada, emperradas en que teniamos que comprarles a ella un Sarong a precio desorbitado porque sinó no nos dejaban entrar y como no nos dio la gana empezó a subir de tono la conversación hasta que apareció la policia, que nos dijo si es obligatorio llevar Sarong para entrar, pero en la puerta de cada templo os van a dejar uno prestado por el mismo templo a cambio de una donación voluntaria… y eso hicimos pasando de las locas de la entrada.
Para que veais que también hay balineses mal pensados, al salir queriamos ir al WC y vimos uno publico señalado en una plaza, entramos sin que nadie nos diga nada y al salir nos encontramos una señora que con malas formas nos dice que son 2.000 rupias, ok le decimos, pero lo ponemos en el Tip Box cerrado con candado (Bote del WC que hay en una mesa), ella nos mira mal y vemos como al poner el dinero en el bote detrás nuestro intenta sacarlo sin conseguirlo y al final resultó que ella era la lista de la vendedora de la tienda de al lado del WC, que se dedica a quedarse sin ser para ella el bote de los incautos turistas. ¡No todos los balineses son inocentes! Aunque la mayoria son muy amables y simpáticos siempre hay excepciones, sobretodo en los lugares más turisticos, alerta!

Para acabar el dia en el camino de vuelta a Ubud, una parada que no puedes perderte, el pueblo del Bambú, Penglipurán, muy muy bonito y con pocos turistas.Y de alli pasamos por Bangli, el pueblo más grande de la zona para comprar provisiones y vuelta para casa.

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